El cercano Cerro del Sombreretillo, ese al que los españoles encontraron forma de sombrero, incidió en el nombre de este Pueblo Mágico. Pero son muchos los cerros que rodean al poblado, cada uno con una cruz que en mayo hace subir a los fieles para honrarlas. Abajo, entre las calles, relucen iglesias y edificios de cantera anaranjada. Si existen es gracias a la abundancia que trajo consigo la plata, aquella que descubrió el minero Juan de Tolosa en el siglo XVI.